Monday, August 22, 2011

El Minero José Henríquez en Los Angeles

Un año después de quedar atrapado en las oscuras entrañas de una mina junto a otros 32 compañeros, José Henríquez comparte a HOY que la fuerza motriz que los mantuvo con la esperanza de ser rescatados es la misma fe que ahora promueve a nivel internacional.

“Dios tiene un propósito para todos y creo que el mío fue promover la fe para que mis compañeros no desfallecieran”, dijo Henríquez, quien actuó como guía espiritual durante los 69 días de angustia que vivió junto a sus colegas el pasado 5 de agosto del 2010 en San José, Chile, al colapsarse una mina.

Después de su rescate, Henríquez, un hombre de 55 años de edad, tímido y de pocas palabras, ha viajado a Irlanda, Inglaterra y varios estados de Estados Unidos para dar charlas en diferentes iglesias sobre su experiencia y la fuerza de la fe.

Y precisamente, el pasado domingo, Henríquez estuvo en una iglesia evangelista para hablar sobre su odisea a unos 2,300 pies bajo tierra y alejado de sus dos hijas y su esposa.

“No quería pensar en mi familia porque eso me debilitaba. Solo quería mostrarme fuerte y con convicción de que todo saldría bien para que los demás se sintieran fuertes y optimistas”, dijo Henríquez.

Y no es por demás, los primeros días del colapso de la mina de 121 años de edad y localizada en el desierto de Atacama fueron caóticos para los mineros.

“Primero escuchamos una explosión y luego se nos empezaron a caer las rocas y terminamos empolvados de pies a cabeza que solo se nos podían ver los dientes y los ojos”, sostuvo Henríquez de 55 años de edad.

“Al percatarnos de que todos estábamos bien, ahí empezó la preocupación por nuestro rescate o nuestra muerte”, agregó.

En ese momento el miedo invadió a los mineros, el saberse 2,300 pies bajo tierra, verse confinados a un espacio equivalente a un pequeño apartamento, con poco comida, agua y sin luz, la única esperanza para mantenerse vivos y emocionalmente sanos fue orar.

“Nadie se negó a la oración a pesar de nuestras diferentes creencias. Todo estábamos buscando sobrevivir y es en este tipo situación donde resaltan nuestros valores, creencias, talentos, fe y capacidad para resolver los problemas que tenemos a la mano”, dijo Henríquez.

Sin perder optimismo, el equipo de electricistas, mecánicos y expertos en la minería empezaron a ver opciones de cómo sobrevivir con lo poco que tenían, dónde iban a dormir, cómo racionarían la comida y cómo iban a generar energía para tener luz y dejarle saber al mundo que estaban vivos.

Después de salir de la oscura mina, Henríquez como el resto de sus compañeros, se ha convertido en figura pública, y ha prometido no divulgar los detalles de sus vivencias bajo tierra,

“Hasta ahora hay negociaciones, pero no se ha hablado nada de dinero. Yo soy un hombre viejo y en mi país ya no me dan trabajo. De hecho vivo de una tiendita de abarrotes que tengo desde hace tiempo, pero si tenía el trabajo de minero era porque me hacía falta dinero y ahora, sin encontrar trabajo, la situación es difícil”, dijo Henríquez.

“En Chile también estoy arreglando mi pensión, pero el dinero que me darían no sería mucho. En realidad no me quiero lucrar de mi experiencia, pero si me gustaría obtener algo para seguir manteniendo a mi familia”, agregó Henríquez.

En febrero del año presente, el grupo firmó un contrato con la agencia William Morris para hacer una película que será producida por Mike Medavoy, productor de la película el Cisne Negro, y quien compró los derechos de la historia chilena el pasado 24 de julio.

En su comunicado de prensa, Modavoy dijo que esta experiencia de los mineros “es una historia del triunfo del espíritu humano y testimonio de la valentía y perseverancia de la gente chilena”.

Se espera que la película salga el próximo año, mientras Henríquez sigue presentándose en iglesias y hasta tiene contemplado empezar a dar charlas de motivación.

Fuente: Hoy L.A. TimesEnlace

Carlos Correa Coaching

Sunday, August 21, 2011

José Henríquez Guía Espiritual de La Mina San José en Los Angeles

Su presencia nos confirma que aún existen personas sencillas, sinceras y de una fe inquebrantable. Estar con él, participar de sus consejos y sabiduría, nos dejó a todos con nuestra mente y corazón muy bien alineados para darnos cuenta, de la verdadera manera que hemos de caminar en esta vida.

Cuanto egoísmo y vanidad vemos a cada instante en nosotros, que nos hacen alejarnos del verdadero propósito que Dios tiene para cada uno. Con la ayuda de José Henríquez, que iluminó con sus palabras, nos fue más simple el retomar la verdadera senda por la cual debemos andar todos los días.

Pasamos momentos muy agradables juntos, no solo en la formalidad que suele darse en la iglesia o en algún lugar de entrevistas o conferencias, sino que también en la cotidianeidad del día a día.

Desde temprano al desayuno y a veces hasta tarde en la cena, muchos momentos de gran bendición y sobrecogedoras experiencias, que serán para mí imposibles poder olvidar.

Damos gracias a Dios por usar a este hombre como un servidor extraordinario, guía espiritual y apoyo para sus compañeros durante el encierro de 69 días en los que permanecieron a 700 metros bajo la profundidad de la tierra.

Te damos gracias José por haber aceptado estar este fin de semana entre nosotros y porque eres realmente un verdadero hermano, con una inmensa capacidad de entrega, de amor desinteresado al prójimo, sin alardes ni protagonismo.

Que tu regreso a Chile y por donde quiera que Dios disponga tus pasos, sea siempre de gran bendición para todos, como lo fue y seguirá siendo para nosotros.

Carlos Correa Coaching